miércoles, 25 de noviembre de 2009

Posada y rama

Rama

lunes, 16 de febrero de 2009

Destino

Desperté y ya era tarde. Faltaban pocas horas para la puesta del sol. Pasé mucho tiempo intentando darle interpretación al sueño. He estado en tantos lados y he escuchado tantas cosas. Dicen que si uno rechaza su destino alguien más lo tomará por ti. ¿Acaso será eso? Si es así, solo me queda esperar.


Comenzaba a vislumbrarla a lo lejos. Sólo esperaba que llegara la oscuridad para verla.
Al fin llegó la noche y pude verla más de cerca. Se veía un poco débil y triste. La saludé y comenzamos a platicar. Me pidió que le contara una de las historias antiguas que sé. Le conté una historia simple y corta. Pude sentir su sonrisa. Aún así parecía que algo grande la tapaba. Sólo se veía una línea muy muy delgada de luz. Se estaba apagando.

Hablamos un tiempo hasta que llegamos al silencio. Sólo contemplarla me hacía feliz. Pasamos así las horas. Uno en compañía del otro. Comenzaba a amanecer. La miré fijamente y le dije:
-Lunna.
Me miró fijamente esperando a que hablara. Su mirada reflejaba cierta tristeza.
-Ya está por amanecer y aún no tengo nada en claro.
-¿De qué?
-De tí. El por qué estás así. Como te sientes. Eso...
-No pasa nada. Tranquilízate. Ya deberías regresar.
-No me iré si no es contigo.
-Estaré bien, te lo prometo. Sólo es una fase que debo pasar yo sola. Esto debía pasar. Ya seré completamente nueva, y cuando lo sea volvere... Ahora regresa ya.
-No.
-Bueno, esperame en el bosque...

El amanecer iluminó el cielo completamente y sólo pude escuchar esas últimas palabras dichas dulce y pacientemente. Así que emprendí el camino de regreso. Llegué a la entrada del bosque muy rápido y me tope con mi amigo el viento.

-Hola, veo que te fue bien...
-¿Por qué lo dices?
-Te ves mejor, las olas han vuelto a romper en la playa fuertemente.
-Si, bueno al fin la encontré y hablamos.
-Voy al corazón del bosque con una amiga. ¿Te gustaría acompañarnos?
-Claro.
Tomó una silueta humana y anduvimos diez minutos por el bosque hasta llegar al centro. La Dríada estaba allí y le presente al viento. Realmente su forma era muy parecida, solo era un material distinto del que ambos estaban hechos. Pensé que esa era la forma de los espíritus. Les conté lo que había pasado y que debíamos esperar el anochecer. Entonces esperamos que llegara la noche. El viento nos enseñaba unos trucos que podía hacer con algunas hojas y ramas que habia en el suelo.

Al fin llegó la noche y pudimos vislumbrarla. Era realmente hermosa. Nunca la habíamos visto así. Realmente era una Lunna Nueva...

viernes, 30 de enero de 2009

Sueños


-Entonces, ¿qué pasará ahora?
-Eso solo tú lo sabes.
-Debo seguir buscándola. Pero no se dónde comenzar.
-La última vez que la ví estaba por allá.
Alzó su brazo y me mostro un monte muy alto. Quedamos en silencio un momento. Observando aquél lugar.
-La extrañas ¿verdad?
-Sí, mucho. ¿Y tú?
-También. Yo creo que esta en una fase. Ya le pasará y volverá. Si se fué, fué por algo. Tal vez no quería que la vieramos.
-Tal vez...

Estuve ahí hasta el anochecer. La Dríada me dió unos frutos para comer. Los comí y después me despedí de ella. No sé como, pero cinco minutos después ya estaba del otro lado del bosque. La noche era oscura. Seguí caminando, siquiendo el oscuro sendero que llevaba al monte. Estaba lleno de rocas y tropecé más de una vez.

Llegué a la cima minutos antes de la salida del sol. Y antes de que la oscuridad se desvaneciera por completo, la ví. Estaba ahí, apenas y alcanzaba a verse. Era solo un pequeño hilo de luz. Una línea curva tan fina. La llamé por su nombre y esperé la respuesta. Escuché una débil risa. El sol no esperaba e iluminó todo el lugar haciéndola desaparecer. Entonces no quedó mas que esperar. Me senté ahí pensando que le diría. Me pregunté que nos preparaba el destino. Ya no podía ver claro lo que seguía. Comencé a cerrar los ojos y caí en profundo sueño.


.....


Había un mar agitándose fuertemente. La Lunna llena brillaba en lo alto y el mar azotaba fuertemente en la arena. Y ahí estaba yo. Intenté meterme al mar pero las olas me sacaban bruscamente. Vi a lo lejos una figura oscura sobre el agua. Parecía una visión, como un espíritu. Sentí su mirada aunque en su cara no habia ojos. Después pareció sumergirse. El mar gimió muy fuerte. Temblé de miedo y desperté bruscamente.

¡Ahora lo entiendo!

Me levanté lleno de tristeza y dí vueltas a todo el lugar.
¿Era eso en realidad lo que pasaba?

martes, 27 de enero de 2009

Dríada


Sólo di una última mirada al mar antes de salir de la playa. Me juré encontrarte y nunca rendirme. Comencé a alejarme siguiendo una extraña sensación. Como un llamado. Llegué a un sendero que llevaba al bosque. Caminé y caminé hasta que deje de pisar tierra y comenzaba el pasto. Me adentré en la espesura del bosque. Sentía que alguien me seguía. Que me observaban constantemente. Caminaba cada vez más rápido, hasta el punto de comenzar a correr torpemente. Estos pies nuevos me son extraños. Caminé muchas horas, ¿o tal vez fueron solo unos minutos? Llegué al corazón del bosque. El silencio reinaba. Había tanta luz que tuve que cerrar los ojos. ¿Acaso eres tú brillando tan intensamente?

...


¡Te encontré! ¿Realmente lo hice? Pero, ¿qué decirte? ¿Estás bien? No pensé encontarte tan pronto. Aún no se que pasa, ¿volverás?¿por qué te fuiste? Tantas dudas. ¿Por dónde comenzar?


...


Abrí los ojos lentamente. Aún no podía ver. Escuché una voz que era dulce y a la vez dura. No se entendía. Se acercaba. Una figura extraña se puso frente a mi y dió sombra a mi rostro. Pude ver algo. Era un árbol en forma de mujer. ¿O acaso era una mujer con cuerpo de árbol? Qué se yo...

-Bienvenido, estaba esperándote.
-¿Quién eres? ¿Esperándome?
-Soy lo que los humanos llaman Dríada. O solían hacerlo. Ahora somos tan pocas que creen que no existimos.
-¿Y por qué estabas esperándome? ¿eras tú quien me hizo seguir este sendero?
-No, yo no te llamé, sabía que vendrías tarde o temprano.
-¿Por qué? Por cierto, ¿qué lugar es éste?
-Éstas en el corazón del bosque.
-No puedo ver nada. Hay tanto brillo. ¿Acaso es la Lunna?
-No, la Lunna no está aquí. No puedes ver éste lugar porque eres un humano ahora. Pero dentro de tus recuerdos, encontrarás la forma de verlo. Déjame ayudar...
Sentí algo frío y duro en mi frente. Como una mano gigante. El brillo comenzó a disminuir. Sentía como si ya hubiera estado aquí tiempo atrás. Era un lugar hermoso, rodeado de árboles y todo tipo de arbustos. No hacía frío ni calor. Había un poco de niebla. Muy fina, como sólo para darle un toque de misterio al lugar. En el centro había un lago. Iba a acercarme pero la Dríada me detuvo. Entonces la observe. Era tan hermosa. Su rostro parecía tallado con muchísimo cuidado. No podía dejar de verlo.
-Éste es mi hogar. Sé lo que te preguntas. No, la Lunna no esta aquí.
-¿Pero ya ha estado aquí?
-Sí, ya ha estado aquí, contigo. Somos amigas de hace mucho.
-¿Yo, aquí...?
-Sí, recuerdo la primera vez que llegaste aquí. Lunna me dijo: debes conocer a mi nuevo amigo. Entonces ella bajó mucho, estaba muy cerca, y de repente el lago que ves aquí comenzo a agitarse muy fuerte y de repente saliste tu. No en carne y hueso. Eras solamente agua. Caíste justo aquí. Ella y yo reíamos. Ella bajó con mi forma, solo que ella era de luz.
-No lo recuerdo. He estado en tantos sitios... Por cierto, has dicho que me esperabas ¿Por qué?
-Verás, cuando ella descendía, tu volvías y hablabamos por horas. Muchas veces hablaba yo contigo, cuando el lago era parte de ti. Me sorprendía tu sabiduría. Siempre me entretenías con detalles de cosas que tal vez nunca hubieran pasado por mi mente. A veces envidiaba que fueras tan viejo. Sabías demasiado. Bueno, hace unos días, ella estaba muy lejos. No brillaba. Y cuando me asomaba al lago a hablar contigo solo veía mi reflejo. Y ahora ya no está y cuando me asomo al lago solo veo esto.
Me hizo una seña para que me acercara al lago. Miré y al centro estaba el reflejo de una Lunna llena.
-Lleva así días. Por eso supe que vendrías. Pero no esperaba verte en esta forma, tan desesperado y débil...


***




domingo, 25 de enero de 2009

Lunna...

No tengo fuerzas ya para moverme. He estado quieto por tres días. No hay quien tenga la fuerza suficiente para moverme. No hay olas. Ni siquiera puedo romper con las rocas, con la arena.
Estoy en completo silencio. ¿Acaso este es mi fin? ¡No! No puede serlo...





Me sentía débil cuando comence a recordar... No sabía porqué tenía esta forma. Que extraño...





Recordaba las noches de insomnio. Tanta luz no me dejaba dormir. Me movía muy agitado. La Tierra se estremecía al oir los golpes que soltaba. Maldecía tu brillo. No me dejaba descansar.
Todas las noches era igual. Supongo que me acostumbre. ¿O simplemente me resigné? Igual dormía agitado, pero ya podía hacerlo. Pero hoy las noches intranquilas volvieron. Y no estabas ahi. Llevabas tiempo desaparecida. Pasaron unos días y fue que comencé a preocuparme...

¿Por qué Lunna? ¿Por qué de pronto te vas?





Me levanté. Estaba cubierto de arena. Volteé hacia atrás. Sólo podía ver una línea azul, quieta, no se movía en lo absoluto, el lugar estaba desierto. Dicen que el agua es vida, pero créanme, si hubieran visto esto no pensarían lo mismo. El mar estaba muerto. No podía ser posible. Desesperado grité. ¿Qué es este sonido? Intenté llamar a un viejo amigo, pero la voz de este cuerpo era incapaz de pronunciar su nombre. Entonces el mar se agitó y crujió fuerte. Vi las aves volar lejos asustadas por el gemir del mar. Nunca habían escuchado algo así. El nombre que llamé era tan antiguo que sólo el mar podía pronunciarlo. Juntó sus últimas fuerzas y crujió de nuevo, más fuerte. Fué lo último que hizo.




...




Esperé. Estaba tan confundido. De pronto el viento sopló fuerte y lo escuché. Hablaba conmigo y yo lo entendía. Me dijo lo que soy: un humano. Estaba sorprendido. Me dijo que me ayudaría a recordar. Sopló sobre mi cara tan fuerte que casi caigo. Mi mente se aclaró. Recordé todo.



Estaba amaneciendo y el sol ya había iluminado todo. Comencé a buscarte. Nada. ¿Dónde estás? Recuerdo haberte visto hace un día. Usualmente estabas ahí siempre, pero esa vez te veías opaca. Y hoy simplemente no te veías.

El viento regresó con unas cosas extrañas. Me dijo lo que era y me enseño a usarlo. Ropa. Estos humanos como complican su vida. Me vestí y comencé a hablar con él.
-Llévame a donde esta.
-No se donde esta.
-Esta alla arriba, tiene que estarlo. Sopla y llévame allá.
-Por más fuerte que sople, no puedo llevarte hasta ahí. Es muy lejos.
-Bueno, entonces acompañame, ayúdame a buscarla.
-¿De qué servirá que te acompañe?
-Apenas y tengo fuerzas. ¡Mírame! Esto es lo último de mí, un poco de agua salada que con conocimientos antiguos tomo forma de hombre. Ya estoy muerto.
-Eres un humano ahora, pronto comenzarás a olvidar nuestra lengua, nuestra forma, no podremos comunicarnos. No te seré útil.
-Entonces transformate en un humano.
-No puedo, soy más fuerte y sabio en esta forma. Esto debes hacerlo solo tú. Estare ahí cuando me necesites. Sólo debes llamarme. Intenta no olvidar mi nombre, ni a mí...

Y se fué levantando arena por donde pasaba. Comprendí que debía hacer lo mismo. Y comencé mi viaje. ¿Cuánto durará? Eso no lo sé. Pero será lo suficiente para encontrarte....

***