lunes, 16 de febrero de 2009

Destino

Desperté y ya era tarde. Faltaban pocas horas para la puesta del sol. Pasé mucho tiempo intentando darle interpretación al sueño. He estado en tantos lados y he escuchado tantas cosas. Dicen que si uno rechaza su destino alguien más lo tomará por ti. ¿Acaso será eso? Si es así, solo me queda esperar.


Comenzaba a vislumbrarla a lo lejos. Sólo esperaba que llegara la oscuridad para verla.
Al fin llegó la noche y pude verla más de cerca. Se veía un poco débil y triste. La saludé y comenzamos a platicar. Me pidió que le contara una de las historias antiguas que sé. Le conté una historia simple y corta. Pude sentir su sonrisa. Aún así parecía que algo grande la tapaba. Sólo se veía una línea muy muy delgada de luz. Se estaba apagando.

Hablamos un tiempo hasta que llegamos al silencio. Sólo contemplarla me hacía feliz. Pasamos así las horas. Uno en compañía del otro. Comenzaba a amanecer. La miré fijamente y le dije:
-Lunna.
Me miró fijamente esperando a que hablara. Su mirada reflejaba cierta tristeza.
-Ya está por amanecer y aún no tengo nada en claro.
-¿De qué?
-De tí. El por qué estás así. Como te sientes. Eso...
-No pasa nada. Tranquilízate. Ya deberías regresar.
-No me iré si no es contigo.
-Estaré bien, te lo prometo. Sólo es una fase que debo pasar yo sola. Esto debía pasar. Ya seré completamente nueva, y cuando lo sea volvere... Ahora regresa ya.
-No.
-Bueno, esperame en el bosque...

El amanecer iluminó el cielo completamente y sólo pude escuchar esas últimas palabras dichas dulce y pacientemente. Así que emprendí el camino de regreso. Llegué a la entrada del bosque muy rápido y me tope con mi amigo el viento.

-Hola, veo que te fue bien...
-¿Por qué lo dices?
-Te ves mejor, las olas han vuelto a romper en la playa fuertemente.
-Si, bueno al fin la encontré y hablamos.
-Voy al corazón del bosque con una amiga. ¿Te gustaría acompañarnos?
-Claro.
Tomó una silueta humana y anduvimos diez minutos por el bosque hasta llegar al centro. La Dríada estaba allí y le presente al viento. Realmente su forma era muy parecida, solo era un material distinto del que ambos estaban hechos. Pensé que esa era la forma de los espíritus. Les conté lo que había pasado y que debíamos esperar el anochecer. Entonces esperamos que llegara la noche. El viento nos enseñaba unos trucos que podía hacer con algunas hojas y ramas que habia en el suelo.

Al fin llegó la noche y pudimos vislumbrarla. Era realmente hermosa. Nunca la habíamos visto así. Realmente era una Lunna Nueva...